De posibles e imposibles


Algunos creen que ganar el Mundial es lo más difícil que existe. Yo no.
Al menos, no es tan difícil como lograr que dejemos de confundir el tú
pronombre y el tu determinante. El pronombre te designa a ti, mientras
que el tu determinante complementa -determina- a la casa, al lugar o la
bici que, solamente para añadir información sobre la pertenencia, nos
informa de que es tuya. El primero lleva tilde, el segundo no. Igual sucede
con el , que designa a la primera persona, mientras el mi determinante
solamente añade información de pertenencia, igual que el tu. Sin embargo,
ti nunca lleva tilde, porque jamás nadie dirá ti casa, ni ti carro. Por eso,
se trata de un monosílabo que al no poder confundirse con otro similar
-mi, mí; tu, tú; ti (?)-, no se tilda NUNCA.

Este cartel de un supermercado de bricolaje de Ciudad Juárez (Chihuahua,
México), estaba demasiado alto para que lo podamos corregir. Para mi gusto
(y el de muchos publicistas) los puntos suspensivos sobran, pues no añaden
absolutamente nada y se convierten en un abuso. El pronombre este debería
tildarse por la misma razón -es pronombre y va solo, no determinante de la
palabra lugar-, pero la RAE, en una medida supuestamente simplificadora,
aconseja ya hacerlo solamente en caso de que la
frase ofrezca ambigüedad.

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