¿Se imaginan el nombre de esta calle sin tildar? Desde esa calle de Madrid, España, Napoleón Pérez se nos suma a la campaña enmendadora de fallos. Y es que esa falsa norma de que las mayúsculas no llevan tilde data de los tiempos de las máquinas de escribir y las imprentas que se volvían locas al poner un santo acento. La ausencia de tildes en mayúsculas a algunos les molestan más, a otros menos, pero esa excusa es de la época analógica, vamos, muy lejos de la que nos toca.